En las tabernas de Balmaseda los vecinos consumen la cosecha de chacolí, mientras comentan las noticias que traen los muleros y trajinantes que visitan la villa en los días de mercado. La vida transcurre con monotonía, ocupados en sus quehaceres diarios. Estas actividades se ven interrumpidas con la llegada del ejército de Napoleón que, con el pretexto de conquistar Portugal, toman las principales ciudades del país.