Los árboles que tenían frío (Muerte y amor en un tiempo extraño)

Autor: Paco Checa

Paco Checa nació en Lanteira (Granada) hace seis décadas. Era adulto cuando bajó de la nieve al frío y de la lluvia al mar. Estudió Filosofía y después se hizo antropólogo, porque poeta a tiempo completo era mucha intensidad. Ha dado clase en varios institutos de Andalucía y se asentó en la Universidad de Almería, donde es catedrático de Antropología Social. Durante tres décadas ha estudiado el fenómeno migratorio y después de tanto observar invernaderos y escuchar discursos políticos, asegura que se está hartando de esperar.

Como poeta digamos que es autor de cinco poemarios. Este último, como los anteriores, obligado por las circunstancias. Buscar belleza entre tanta desolación no debe ser fácil. Un día le oí decir: Soy la hiel de mi propia herida y el orégano de cada horizonte. Soy el laurel de mis fracasos, la penumbra en forma grotesca de un deseo. Como un bebé… No me preguntéis por qué.

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Escribir encerrado -por guion del destino- ha sido habitual a lo largo de la historia. Así son los tiempos extraños: sacan al artista que llevamos dentro. El poeta, observador agudo, teje prendas de hilo y agua y las comparte con el viento. La poesía, que no es más que un arrojo vital, pone a Paco Checa frente a una realidad de lágrimas y muertes. Y no puede evitarla.

Decepcionado escribe con rabia y dolor, también con pasión. Son versos como el grito de cada instante, desde la solidaridad y la impotencia. Vivir en tiempos de pandemia es un sufrimiento asido a la incertidumbre. Un coronavirus nos ha estallado en la cara y ha transformado esa realidad que sostienen las pinzas de Wall Street. Un caos emocional. Apoplejía irredenta alimentada en un encierro diario. Pero el poeta no canta solo a la muerte, entre sus páginas también reina la tendresse, el amor de Espejo en la aventura de estar vivos. Al fin, pandemia y alcoba ardiente: la belleza.