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Músicos de Valmaseda (4ª parte)

En esta ocasión vamos a retroceder hasta 1820, por haber encontrado un documento en el que citan, «…seguía después la música tocando una marcha majestuosa y marcial…», lo que demuestra que en este año ya existía en la villa una banda de música.

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Nuevas investigaciones

Como recordarán nuestros lectores, decíamos en la 1ª parte de la serie Músicos de Valmaseda: «El origen de las actuales bandas de música hay que situarlo a comienzos del siglo XIX, con las bandas del ejército napoleónico que estaban compuestas por instrumentos de viento y percusión.» Sobre la banda de música de Valmaseda se añadía que: «…parece factible que disponía de una banda de música municipal para amenizar las numerosas fiestas de la villa y es también muy probable que fueran además algunos vecinos los que se encargaran de esa labor a los sones del tamboril«.

Este texto hacía referencia a suposiciones por no disponer de documentación que lo respaldara, pero ahora hemos encontrado un dato irrefutable que corrobora que en Valmaseda había una banda de música en el año 1820.

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Fiesta en diciembre de 1820

Portada del folleto

Gracias al trabajo clasificatorio de los documentos del Archivo Municipal, realizado por Santi Barcenilla, se ha encontrado un folleto titulado: «Relación de fiestas y regocijos públicos con que la noble villa de Balmaseda ha celebrado en los días 9, 10 y 11 del mes de diciembre de 1820 el nombramiento hecho por S. M. para su Secretario de Estado y del Despacho de la Gobernación de Ultramar, en el Excmo. Sr. D. Ramón Gil de la Cuadra, hijo benemérito de dicha villa.«

Comienza el folleto: «En la tarde del día 3 del mes de Diciembre llegó a este pueblo por el correo, la agradable noticia de haber nombrado S.M. (que Dios guarde) su Secretario de Estado y del Despacho de la Gobernación de Ultramar (Ministro), al Excmo. Sr. D. Gil de la Cuadra Ruvio y Verriz, hijo de esta Villa de Balmaseda; no es fácil pintar la rapidez con que circuló por toda ella; los diferentes corrillos en donde se leían las cartas particulares que la anunciaban, producían a cada momento repetidos vivas a su ilustre Paisano, y el repique general de campanas de ambas parroquias, el tamboril, los bailes de aquella tarde y noche en la Plaza de la Constitución, y las hogueras que ardieron en diferentes puntos de dicha Plaza, fueron las primeras y más puras demostraciones con que recivió (sic) esta Villa noticia tan plausible. Su Ayuntamiento constitucional y el Pueblo en general ardieron en aquel día en los más vivos deseos de celebrarla cual lo merecen las virtudes de su Conciudadano; y así es que inmediatamente se encargaron a porfía Alcalde y Regidores para preparar unas sencillas funciones, pero llenas de la más fina voluntad.«

Queda claro por este párrafo que existía en la villa una «música«, o sea, una banda que amenizó los bailes de esa tarde-noche. En los actos celebrados el día 10 de diciembre continúa describiendo el citado folleto: «Desde las diez y media estaba formado a la puerta de dicho Alcalde un piquete de la Milicia nacional compuesto de treinta hombres y mandado por el Teniente D. Juan de Antuñano; a las once y media el repique general de campanas, muchos cohetes, una música compuesta de varios jóvenes aficionados y una salva de fusilería anunciaron al Pueblo de Balmaseda la salida del Víctor interino que se condujo a la Casa Consistorial en la forma siguiente. Un cabo y cuatro hombres precedían la comitiva; seguía después la música tocando una marcha magestuosa (sic) y marcial, y a una corta distancia el Víctor conducido por el Regidor D. Cesáreo de Orrantia y el Síndico D. Manuel de Ostolaza; en seguida el Ayuntamiento Constitucional, Cabildo eclesiástico, y demás numeroso y lúcido acompañamiento cerrando la marcha el piquete llevando tras sí un numeroso concurso.«

Texto esclarecedor de que en la villa existía una agrupación musical compuesta por varios jóvenes aficionados y que eran capaces de tocar una marcha majestuosa y marcial acompañando a la comitiva municipal, además de amenizar los bailes organizados en la plaza.

Continúa el folleto describiendo los actos: «Se dirigió (el cortejo) por la calle del medio y Plaza de toros a la Casa del Sr. D. Joaquín Gil de la Cuadra, respetable Padre de S.E., quien con su familia y amigos estaba asomado a los balcones disfrutando de la alegría y satisfacción más pura… Retirado el Víctor (Alcalde) del balcón, y aumentando su acompañamiento el digno padre del Ministro que se colocó entre el Alcalde y el Regidor primero D. Antonio de la Peña, prosiguió la marcha por la calle de la Correría a la Plaza de la Constitución llena de un gentío inmenso del Pueblo y forastero; entre repetidas vivas, el ruido de las campanas, cohetes y música entró en el pórtico de la Casa consistorial, cuya fachada estaba adornada con sencillez y gusto, colgados de damasco sus balcones; se colocó el Víctor en el principal, y el piquete hizo diferentes descargas; durante algún rato prosiguió la música tocando algunas sonatas; el Ayuntamiento tenía preparado un desayuno fino que se sirvió a los convidados…«

Hay que señalar que tal como cita la Real Academia de la Historia, página web en la que se puede leer una extensa biografía de Ramón Gil de la Cuadra: «Fue hijo de Joaquín Gil Cuadra, administrador de la Aduana de Valmaseda, y Vicenta Rubio de Berriz Urbina. Se tienen noticias de la existencia de al menos dos hermanos; Francisco, nacido en Gijón, que fue canónigo de Solsona (1833) y Burgos (1843); y Severina, nacida en Valmaseda, que contrajo matrimonio con Pedro de Alcántara de Espínola.«

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Otros actos festivos

Las funciones festivas fueron extensas y variadas, citadas con detalle en el folleto: «Varios jóvenes de ambos sexos, entre los cuales se cuentan precisamente una hermana y una sobrina del nuevo Ministro, dispusieron en el teatro particular que tienen dar la representación de la Tragedia española «el Pelayo», precedida de un Monólogo compuesto por el Sr. Gefe (sic) político interino de esta Provincia D. Lorenzo Antonio de Vedia; a la tragedia siguió un sainete divertido y se dio fin a la función con unas canciones patrióticas; un viva transparente a el Excmo. Sr. D. Ramón Gil de la Cuadra, Ministro de Ultramar, trabajado por D. Ambrosio Ruiz, vecino de este pueblo, permaneció constantemente durante la función en el fondo del teatro; los continuos vivas, la alegría, y el orden en medio de un concurso numeroso del Pueblo y varios amigos de Castro, Sopuerta, Galdames, Arciniega, y otros pueblos inmediatos, que con las demostraciones más puras de alegría han contribuido por su parte a solemnizar nuestras funciones y el esmero con que actores y actrices desempeñaron sus papeles, dieron a los espectadores el rato más placentero preparándolos para la función del día 10.«

Otra conclusión que se extrae de este texto es la existencia de un grupo de teatro y de un local particular para las representaciones. Lo cierto es que los valmasedanos siempre han sido aficionados al teatro, las comedias, los disfraces de carnaval y a cualquier manifestación festiva; esta afición queda contrastada en este párrafo que ya desde hace 200 años (1820) existía esta afición.

También hubo corridas de novillos para celebrar el nombramiento de Ramón Gil de la Cuadra: «En la tarde de ese día (10 de diciembre) se corrieron algunos novillos de los montes inmediatos que banderillearon dos aficionados del país, y concluida la corrida comenzó el baile provincial en la Plaza de la Constitución. Los jóvenes principales del Pueblo en unión de los forasteros hecharon (sic) la primera danza, en seguida unidos al resto del Pueblo siguieron las demás siendo algunas de más de cien individuos, y en la más completa unión y alegría permanecieron bailando y regocijándose hasta las diez de la noche… A las diez de esta noche comenzó el baile de etiqueta que dio la juventud a todas las Señoras del Pueblo, donde la elegancia a par de la cordialidad y abundancia de las bebidas, hizo más plausible el festín que duró hasta las dos de la mañana, concluyendo la última contradanza con repetidas vivas al nuevo Ministro.«

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Contexto histórico

Estamos en un periodo de la Historia de España durante el reinado de Fernando VII, en el que se da fin al Sexenio Absolutista (1814-1820). El 1 de enero de 1820 se produjo el pronunciamiento de Riego obligando al rey a restablecer la Constitución de Cádiz de 1812, «la Pepa» «Tras el triunfo de la sublevación de Riego, el restablecimiento de la Constitución de 1812 conllevó la de las estructuras administrativas previstas en ella. En este proceso Gil de la Cuadra fue repuesto en su antigua Secretaría de Estado (Gobernación de Ultramar), acompañado del ascenso a oficial primero, por traslado a otro ministerio de Joaquín Fondevila.» (Real Academia de la Historia)

Respecto a Ramón Gil de la Cuadra, en la Wikipedia cita la actividades que realizó durante su exilio del Sexenio Absolutista: «Hombre de espíritu ilustrado, viajó por las colonias españolas, en especial en Latinoamérica. Fruto de sus viajes es la obra «Tablas comparativas de todas las sustancias metálicas para conocerlas y distinguirlas por medio de sus caracteres exteriores». Permaneció un tiempo en Filipinas y en Estados Unidos, donde participó en las conversaciones con el gobierno de dicho país en la delimitación de las fronteras en América del Norte del Imperio español de la época.» Y añade que: «Durante la Restauración absolutista en la persona de Fernando VII, fue un ferviente liberal.«, de ahí que tuviera que exiliarse.

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La Milicia nacional

Para la defensa de la Constitución de 1812 se crearon las Milicias Nacionales, grupos de hombres armados de carácter municipal, en oposición de los Batallones Realistas, partidarios de la restauración de la monarquía borbónica. En este folleto encontramos a los valmasedanos que formaban parte de estas milicias: «No puede menos de hacerse en este lugar mención de la oferta que voluntariamente hicieron los Sargentos segundos de la Milicia nacional D. Manuel de Uriondo, D. Lorenzo de Salazar, D. Vicente de Abasolo, y D. Gregorio de Achocarro, de prestarse a hacer la guardia todo aquel día y noche, cediendo al mismo tiempo el puesto de Comandante de ella a el Soldado de la Milicia nacional D. Santiago de Ibargüen, Subteniente retirado, que también voluntariamente se prestó a hacer el mismo servicio; estos cinco individuos uniformados y con una cinta blanca que a su costa colocaron en los sombreros con la inscripción «Constitución o muerte», permanecieron en este servicio en los días y noches del diez y once, y según el entusiasmo y afecto que han manifestado lo estarán eternamente en obsequio de su Conciudadano y de la sabia Constitución Española.«

Quizás por estas manifestaciones se explica que la villa de Valmaseda permaneciera fiel al gobierno liberal durante el comienzo de la I Guerra Carlista (1833-1839), hasta la conquista de la plaza por parte de las tropas carlistas mandadas por el general Eguía y el coronel Cástor de Andéchaga, hecho ocurrido en el mes de febrero de 1836, con la rendición de la guarnición liberal compuesta por 400 hombres.

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El folleto

Para los interesados en conocer el relato completo de estos días festivos en la villa con la celebración del nombramiento como Ministro de Ultramar en la figura del valmasedano Ramón Gil de la Cuadra, dejamos aquí el enlace para poder leerlo. Reiteramos desde estas líneas nuestro agradecimiento a Santi Barcenilla el haberlo facilitado para su difusión.

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Otros artículos de la serie: Músicos de Valmaseda:

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