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90 años de la foto «Almuerzo en lo alto de un rascacielos»

Las vivencias del balmasedano Nacho Ibargüen Moneta, «Voluntario»

Esta icónica fotografía se tomó el 20 de septiembre de 1932, en el piso 69 del Edificio RCA de Nueva York y se publicó en el suplemento dominical del New York Herald Tribune el 2 de octubre.

Almuerzo en lo alto de un rascacielos (29/09/1932)

En esta imagen, recortada, se puede ver a los once trabajadores sentados tranquilamente sobre una viga de hierro a 260 metros de altura sobre la ciudad de los rascacielos. Están leyendo la prensa, bebiendo, fumando, charlando indolentemente sin importarles la gran altura sobre la que estaban suspendidos. Pero esta imagen tiene truco.

Existe otra fotografía, sin recortar, en la que se aprecia claramente que debajo de los obreros de la construcción del rascacielos existía otro piso, el que hacía el número 68 del edificio de la RCA, que estaba a unos tres o cuatro metros por debajo de ellos.

En la parte inferior izquierda se pueden apreciar las vigas del piso 68 del edificio de la RCA

En cualquier caso, quizás no se jugaron la vida posando para esta fotografía, pero seguro que el resto de las jornadas laborales resultaron ser más peligrosas. Se producían muchas muertes en este tipo de trabajo porque las medidas de seguridad eran inexistentes, aunque para los empresario esto no suponía ningún problema, siempre podían contar con nuevos trabajadores que estaban esperando para ser llamados.

Estos trabajadores, en su mayoría, eran extranjeros emigrados de países europeos en busca de una vida digna y también había indios nativos americanos. Eran polacos, serbios, irlandeses y… un español.

Pero… ¿Qué impulsaba a estos hombres a trabajar en unas condiciones de inseguridad tan deplorables, jugándose la vida cada día por unos pocos dólares? Seguro que ya sabéis la respuesta… el hambre. Es posible no todos los que aparecen en la fotografía estuvieran en el caso del segundo por la izquierda, el balmasedano Nacho Ibargüen Moneta, llamado «Voluntario», apodo heredado de su tío, residente en Méjico, que se presentó en España para luchar en la Tercera Guerra Carlista (1872-1876) a favor de D. Carlos.

Nacho Ibargüen salió de su villa natal, Valmaseda, en el mes de agosto de 1919, poco antes de cumplir los 20 años, con dirección a Buenos Aires (Argentina), donde ya se encontraban sus tres hermanos mayores. ¿El motivo?, el mismo por el que emigraron muchos jóvenes vascos a finales del siglo XIX y comienzos del XX, evitar ser llamados a filas para servir en el ejército español.

Cuando el 21 de julio de 1876 las Cortes españolas abolieron los Fueros vascos, una de las consecuencias era que estos jóvenes ya no estaban exentos de servir en el ejército nacional, como había sido norma hasta entonces. Las familias de honda tradición fuerista preferían ver a sus hijos emigrar a Francia o a países americanos antes que verlos servir en el ejército nacional.

Nacho Ibargüen y Esperanza Ojinaga con su hija Louisse y embarazada de su hijo Donald Peter

Pero para Nacho Ibargüen la vida en Buenos Aires no debió resultar atractiva y se embarcó inmediatamente en un carguero inglés, trabajando de maquinista y engrasador. Pasó tres años viajando de puerto en puerto desde Europa a América, hasta que un día recaló en el puerto de Nueva York y solicitó la entrada en el país como residente. Vivió en el barrio de Brooklyn, muy cerca del puerto y continuó navegando para ganarse el sustento.

Con el «crack» del año 1929, muchas compañías navieras se encontraron en serias dificultades y quebraron, lo que dejó en la calle a todos esos marineros, que ya no contaban con un sueldo para poder vivir. Nacho Ibargüen se había casado tan solo dos años antes con otra vizcaína, Esperanza Ojinaga Sangroniz, natural de Berango, que era once años menor que él y que contaba tan solo 16 años cuando se casó.

Cuando se realizó la fotografía, Nacho y Esperanza ya habían tenido dos hijos, uno de los cuales había muerto, y estaban esperando el tercero, Donald Peter. Años después tuvieron un cuarto hijo que también falleció con poco más de año y medio. Fueron los años en los que las esperanza de vida infantil era muy escasa, fallecían la mitad de los niños que nacían.

Nacho Ibargüen falleció en Nueva York en el año 1957.

Durante muchos años la identidad de estos trabajadores permaneció en el anonimato. Hubo algunos intentos de identificarlos pero las referencias no eran claras, algunos estuvieron relacionados con varias personas por la información que aportaban sus familiares.

En el caso de Nacho, fue su hijo Donald el que lo identificó ante sus familiares vizcaínos cuando le regalaron la icónica fotografía, ya en los años 80 del siglo XX.

Nuestras investigaciones

Toda la información sobre la vida de Nacho Ibargüen y Esperanza Ojinaga en Nueva York se pueden consultar en las siguientes entradas de nuestro blog:

Almuerzo en lo alto de un rascacielos

Los que construyeron los rascacielos de Nueva York

Un balmasedano en Nueva York

Dani Ibargüen (Peter, el vasco) visita a su familia

Y Dani nos dijo: «El de la foto es mi padre»

Nacho Ibargüen. Documentos y fotos

RNE se hace eco de nuestras investigaciones sobre Nacho Ibargüen

Nieves Concostrina. Cadena SER

Ahora que se ha cumplido el 90 aniversario de esta icónica fotografía, conocida a nivel mundial y parodiada por la publicidad hasta límites infinitos, la periodista Nieves Concostrina, en la Cadena SER, ha publicado un magnífico trabajo de divulgación en el que cita la fuente de las informaciones aportadas por la Asociación Harresi, de Balmaseda.

Os invitamos a escuchar este gran trabajo de una excelente periodista.

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